domingo, 30 de septiembre de 2012

CAPÍTULO 49: ''NO TE PREOCUPES, YO ESTOY AQUÍ''


Hola, aquí les dejo el capítulo 49. Está narrado por Darcy. Espero que les guste, y que dejen sus comentarios. Besitos, sonrisas y gracias!!



Sí, el rostro de aquel hombre se me hacía familiar. Pero, era sólo porque yo le había visto en fotos. Sí, era él.

¿En serio quieres que te acompañe a hacerte otro tatuaje? ¿Qué te vas a tatuar esta vez?- Le pregunté ilusionada.
No, no quiero que me acompañes a hacerme un tatuaje.- Me respondió. Noté como si una enorme piedra me cayera sobre la espalda.
Oh.. ehh... lo siento.- Me disculpé.
¿Por qué? Me refiero a que no vengo a hacerme un tatuaje, te he traído aquí para que tú te hagas un tatuaje.- Me explicó. La piedra imaginaria que había caído sobre mi espalda dos segundos antes, parecía haberse esfumado.
¿De verdad?- No tenía más palabras. Eso no me lo esperaba.
Sí, de verdad.- Me dijo sonriente.

Entramos en el edificio. Subimos las escaleras. Entramos. Yo estaba muy nerviosa. Sí, estaba segura de que me quería hacer un tatuaje, pero ¿el qué me haría? ¿dolería tanto como decían?

Tengo miedo.- Le dije.
No te preocupes, estoy aquí.- Me dijo. Mis miedos se esfumaron. Tenía esa mirada que me hacía derretirme, pero recobrar fuerzas al mismo tiempo.


No hablé demasiado. Zayn parecía tener muy buena relación con aquel hombre. Estaba claro, le había hecho bastantes visitas, ya que tenía bastantes tatuajes.

¿Qué vas a querer hacerte?- Me preguntó Zayn.
Bueno.... estoy dudosa, pero creo que...- Hice una pausa, dirigí mi mirada hacia su muñeca.
Sí, ya se que te quieres hacer. Yo se lo digo. Tú mientras siéntate ahí.- Me dijo señalándome un sofá cercano a una mesa, donde estaba todo el material necesario.
Muchas gracias.- Le dije al tiempo que le abrazaba.

Me senté allí. Cuando Zayn acabó de explicar qué era lo que quería, se acercó a mí.

Relájate.- Me dijo con su cálida voz. Al tiempo que yo me quitaba la chaqueta, para dejar mi brazo al aire, y con ello mi muñeca.
Lo intentaré, pero....- Cogí aire.- ¿Me puedes dar la mano?- Le pregunté al tiempo que le tendía mi mano izquierda.
Por supuesto, no pensaba dejarte sola.- Me respondió.

Era una sensación molesta. Pero  el sentir la mano de Zayn junto a la mía hacía que todo dolor fuera más leve. En más de una ocasión cerré fuertemente los ojos, o agaché la cabeza. Sí, había momentos muy molestos, e incluso creo que alguna lágrima empañó mis ojos. Sí, soy muy sensible al dolor.

¿Estás bien? Ya se ha acabado.- Me dijo mientras me hacía levantar la cabeza. Le sonreí.
Sí, sí... estoy bien.- Le respondí.

Miré mi muñeca, estaba realmente colorada, pero supuse que era normal. Poco después, la tenía vendada. Debía evitar todo tipo de roces.
Me levanté. Miré a Zayn, le di las gracias. También agradecía a aquel hombre que me había hecho el tatuaje, que para ser sinceros, no recordaba su nombre.
Eran las diez y media. El tiempo había pasado rápido. Casi no me podía creer todo lo que estaba pasando. Miré mi muñeca vendada, sí, aquello era cierto.

Salimos del edificio. No pude contenerme. Zayn y yo nos abrazamos. Creo que fue el mejor abrazo jamás recibido. Pero... casi sin darme cuenta. De pronto... estábamos besándonos. Sí, Zayn y yo nos estábamos besando allí, en medio de una calle de Londres. Fue un beso precioso. Casi indescriptible. Fue un beso al principio divertido, pero poco a poco, se llenó de romanticismo. Sus manos rodeaban mi cintura. No quería que aquel momento acabara.

Poco después, yo no sabía qué decir. Estábamos de camino a algún lugar que sólo Zayn sabía. Pero... íbamos abrazados. Yo iba sonriente. Ni siquiera me importó el dolor que me causaban los tacones, o las molestias que aún continuaban en mi mano.
Llegamos a la puerta de un bonito restaurante. Era fascinante.
Él se adelantó. Abrió la puerta y me invitó a pasar. Había una mesa reservada en el fondo del restaurante. La decoración de aquel lugar era muy bonita. El ambiente era relajado. Había bastante gente, pero el lugar no era muy ruidoso.

¿Te gusta el sitio?- Me preguntó.
Sí, es muy bonito. Gracias.- Le respondí.

Me retiró la silla para que me sentara. Cuando estuvimos sentados, se acercó un camarero elegantemente vestido y nos preguntó qué íbamos a beber. Ambos pedimos una cerveza.

¿Te duele la mano?- Me preguntó.
No, sólo a veces me molesta un poco. Pero estoy bien, gracias por todo.- Le respondí.
De nada... pero ¿aún recuerdas que hicimos un trato?- Me preguntó sonriente.
Sí, claro que lo recuerdo. Nunca olvidaría algo así.- Le respondí.- Cuando menos te lo esperes, estaré cumpliendo mi parte.

El camarero se acercó. Le dijimos lo que queríamos cenar. Continuamos hablando. Para mi sorpresa, él me preguntó sobre mi vida en España. Yo no sabía qué preguntarle, sabía tantas cosas que no sabía por dónde empezar.

¿Tú familia qué te dijo cuando les dijiste que te vendrías con tus amigas de vacaciones a Londres?- Me preguntó.
Bueno, no me dijeron que no, pero se les notaba preocupados.- Le expliqué.
Es normal, mi familia también me hecha de menos cuando estoy de gira.- Me respondió.
Me gustaría quedarme aquí más tiempo, además hemos encontrado un trabajo, en una tienda.- Le expliqué.
Eso está bien, así tendremos más tiempo para cumplir el trato.- Bromeó.
Sí, eso está claro. Nunca falto a mi palabra.- Le dije.
El camarero se acercó. Dejó los platos en la mesa, y se retiró. Comenzamos a cenar. Todo era relajado y maravilloso.

En uno de los momentos en los que yo tenía las manos sobre la mesa.... él colocó su mano sobre la mía. Levanté la mirada. Le miré. Le sonreí. Casi muero de amor, pero sobreviví.

Gracias.- Me dijo sin soltar mi mano.

Yo no sabía qué contestar, así que me limité a dedicarle una sonrisa.
Poco después salimos del restaurante. Dimos un paseo por una calle desconocida para mí. Aún había muchos sitios abiertos. Pasamos por el escaparate de una heladería. Nos detuvimos. Había helados muy bonitos. Sí, bonitos, tenían formas y colores muy divertidos.
El abrazo que nos unía se deshizo, él me agarró de la mano y me hizo entrar en la heladería.

Dos de estos.- Le dijo a la joven camarera.
Tome, aquí tiene.- Le dijo ella, que por la expresión que puso... debió de haberle reconocido.

Sonreí. Era la persona más tierna. Oh.. no podía hacer otra cosa que sonreír cuando él me ofreció el helado que me había comprado. Había comprado dos, uno para cada uno, pero ambos con la misma forma.Con forma de corazón.

Muchas gracias, no tenías por qué hacerlo.- Le dije.
Sí, sí tengo por qué hacerlo.- Me dijo sonriendo.
¿A sí? ¿Y puedo saber por qué?- Le pregunté.
Porque te quiero.- Dijo, pero no me dio tiempo a responder. Rápidamente sus labios y los míos se unieron en un hermoso beso. Cerré los ojos. Quería un reloj mágico que parara el tiempo.

Al separarnos, nos miramos. Nos abrazamos. Caminamos abrazados un rato, mientras nos tomábamos los helados. No podía creerlo. Me sentía feliz. Él, la persona con la que tantas veces había soñado me había dicho ''porque te quiero''.
Era tarde. Era más de la una de la madrugada. Pero me daba igual. No me importaba. ¿Cómo volveríamos? A él lo había traído Harry, ¿nos recogería él? Quién sabe... todo era tan mágico, que cualquier cosa podía pasar.



*CONTINUARÁ....¿QUÉ PASARÍA? ¿CÓMO VOLVERÍAN?*

No hay comentarios:

Publicar un comentario